El atún rojo es una de las especies pesqueras de mayor valor comercial. La gestión de las pesquerías de atún rojo ha sido durante mucho tiempo un símbolo de la dificultad de la comunidad internacional para gestionar de forma sostenible este recurso raro y frágil.
Los profesionales del sector y los grupos de conservación intentan organizarse para preservar las poblaciones.
Rechazar una desaparición programada
La Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA), creada en 1969, logró establecer las primeras cuotas de pesca en 1998. A pesar de ello, en la década de 2000, el aumento de la sobrepesca hizo temer la desaparición de la especie. Entonces se puso en marcha una fuerte movilización internacional, apoyada por el Príncipe Alberto II de Mónaco y su Fundación.
La Fundación Príncipe Alberto II, en colaboración con el WWF, es una de las primeras organizaciones que ha puesto de manifiesto el alarmante estado de las poblaciones de atún rojo en el Mediterráneo en la escena internacional.
Con la asociación MC2D, convenció a los restauradores y comerciantes del Principado para que dejaran de vender este pescado, en vías de extinción.
Junto con el Instituto Oceanográfico, contribuye a informar y movilizar al público en general.
Poderosos grupos de presión
En 2010, en la Conferencia de Doha, el Gobierno monegasco solicitó oficialmente la inclusión del atún rojo en el Apéndice I de la CITES. Esta propuesta pretende prohibir el comercio internacional de la especie y consolidar la pesca tradicional sostenible existente. Sin embargo, la CITES finalmente votó en contra de esta propuesta, bajo la presión de Japón.
Al representar el 80% del consumo mundial de atún rojo, Japón es un poderoso grupo de presión. No obstante, los debates y la cobertura mediática internacional de esta votación han sensibilizado a todos los actores del sector.
Han promovido el establecimiento de una gestión eficaz de las pesquerías de atún rojo. La CICAA está reduciendo las cuotas de pesca de 28.500 a 12.900 toneladas al año, de acuerdo con las recomendaciones de científicos y conservacionistas. Además, las cuotas son objeto de un mayor control por parte de los países afectados.
¿Esperanza para las poblaciones de atún rojo?
Gracias a este aumento y a varios años favorables, las primeras esperanzas de estabilización y recuperación de la población de atún rojo del Mediterráneo aparecen a partir de 2012. En su reunión de noviembre de 2012, la CICAA decidió seguir las recomendaciones científicas y mantener las cuotas en su nivel, con el fin de confirmar y consolidar estos primeros signos alentadores.
De hecho, estos índices de recuperación deben tratarse con cautela porque, como señala el informe de la CICAA de 2012, «aunque la situación ha mejorado […], sigue habiendo incertidumbres en torno a la magnitud y la velocidad del aumento de la biomasa de la población reproductora».
La precaución está a la orden del día
Estas incertidumbres están relacionadas, por un lado, con la subestimación de la pesca ilegal, ya que la CICAA reconoce que las capturas de atún rojo han sido «gravemente infradeclaradas» durante al menos los últimos 15 años; por otro lado, el desconocimiento de las pautas de migración del atún rojo no permite una buena evaluación de las poblaciones.
Por lo tanto, mejorar la trazabilidad de las capturas de atún rojo en los próximos años sigue siendo un reto importante. Desde 2008, WWF, con el apoyo de la Fundación Príncipe Alberto II de Mónaco, trabaja para avanzar en el conocimiento de la pesca ilegal y la evaluación de las poblaciones.
Por ejemplo, WWF animó a la CICAA a introducir un documento electrónico de captura de atún rojo en 2013 para facilitar la trazabilidad de las capturas.
¿Cómo podemos proteger a los tiburones, que son tratados como capturas accidentales?
Sin embargo, el alcance del trabajo de la CICAA sigue siendo limitado. Algunas medidas de protección también abarcan al pez espada, pero los tiburones siguen siendo tratados exclusivamente como capturas accesorias en la pesca del atún. Varias especies de tiburones están amenazadas por la pesca, sobre todo en el Mediterráneo. Esta situación fue reconocida en la primavera de 2013 por la CITES. La inclusión de cinco nuevas especies de tiburones en el Apéndice II de la CITES hace que el comercio internacional de estas especies esté sujeto a las garantías de sostenibilidad de las poblaciones pescadas. Sin embargo, se está empezando a tener en cuenta a los tiburones. En las aguas del Atlántico se aplican algunas medidas de gestión, sobre todo para el marrajo sardinero y algunas especies especialmente vulnerables. Noruega ha propuesto que se considere la posibilidad de añadir los tiburones a la lista de especies gestionadas por la CICAA. Sin embargo, esto requerirá una voluntad común de todos los países miembros, lo que sigue siendo poco probable.
El atún rojo, ¿futuro símbolo de la buena gestión colectiva?
Como especie frágil, el atún rojo podría pasar de ser un símbolo de expoliación de recursos a uno de buena gestión colectiva y compartida basada en una ciencia sólida.
En los últimos años ha habido un buen impulso cuando la situación era crítica. Sin embargo, tendrá que ser confirmado tanto por la evolución de las cuotas para promover la recuperación de las poblaciones como por la capacidad de la CICAA de ampliar su acción a otras especies amenazadas.
Este modelo de gestión, bastante costoso, tiene el reto de consolidarse y aplicarse a otras especies de menor valor comercial. De hecho, las poblaciones de otros grandes depredadores también están disminuyendo.
Cómo responder a la
¿pide?
Además de la gestión de las poblaciones y la trazabilidad de las capturas, que son cuestiones importantes para ICCAT, hay que destacar otras iniciativas para el futuro del atún rojo.
La campaña de comunicación «Atún rojo, una historia para el futuro» y la etiqueta «Atún rojo, pesca artesanal» fueron lanzadas en 2012 y apoyadas por el Ministerio de Medio Ambiente francés.
Destacan el regreso del atún rojo al mercado como un pescado «sostenible» cuando se pesca de forma sostenible. Además, algunos proyectos científicos europeos y japoneses de «acuicultura sostenible» pretenden la «domesticación» del atún rojo: .
La reproducción y el crecimiento completo de esta especie en cautividad tendría la ventaja de evitar la extracción de atún rojo salvaje joven, como se ha hecho durante mucho tiempo para su engorde.
Los límites de la acuicultura
Sin embargo, la acuicultura del atún rojo, que se practica desde hace más de 30 años en Japón (Universidad de Kinki), no es rentable. Sus productos, poco apreciados por los consumidores japoneses, suelen destinarse a la exportación a Taiwán o Estados Unidos.
En cualquier caso, también está la cuestión de la cría de grandes depredadores que a su vez necesitan muchos peces para prosperar. Los salmones de piscifactoría ya necesitan 4 kg de «peces de alimentación» para crecer 1 kg ellos mismos. El atún rojo consume 11 kg de pescado para ganar 1 kg. Un modelo insostenible, cuyos límites podemos medir estableciendo un paralelismo con la cría de tigres o lobos para nuestro consumo: esto resume bien la forma en que se ha desarrollado el gusto del hombre por los animales marinos mientras pensaba que los recursos marinos eran infinitos.
Hoy en día, sería más interesante, desde el punto de vista económico y ecológico, dejar que la población salvaje se recupere y desarrollar una pesquería sostenible rigurosa.
Razones para la esperanza
En conclusión, las últimas observaciones sobre la evolución de la población de atún rojo parecen alentadoras. Sin embargo, habrá que esperar para confirmar la recuperación real de las existencias, que se espera en torno a 2022. En 2014 se llevará a cabo una nueva evaluación de la población de atún rojo del Mediterráneo. Ayudará a supervisar los progresos reales y a fundamentar las decisiones sobre las cuotas en los próximos años.
Mientras tanto, la prudencia sigue estando a la orden del día y hay que hacer muchos esfuerzos para mejorar la calidad y la fiabilidad de los datos, luchar contra la pesca ilegal, tener en cuenta las capturas accesorias y la trazabilidad y, sobre todo, apoyar el desarrollo de la pesca artesanal sostenible.