Los corales albergan microalgas, llamadas zooxantelas, en sus tejidos. Son los que dan a los corales sus colores. Dependiendo de los pigmentos que contengan, los corales abominan de bonitas tonalidades que van desde el marrón anaranjado hasta el púrpura.
Estas algas viven en simbiosis con el coral, lo que significa que todos se benefician.
El coral es carnívoro y se alimenta de pequeños animales que pasan por allí, pero esto no le proporciona suficiente energía para crecer y reproducirse. Entre el 75% y el 90% de las necesidades de los corales las cubren las algas. Las algas convierten las sales minerales (nitrógeno y fósforo) en materia orgánica mediante el proceso de fotosíntesis en presencia de luz, al tiempo que consumen dióxido de carbono y liberan oxígeno. El coral aporta dióxido de carbono que libera al consumir oxígeno durante su respiración.
Cuando las algas se van, el coral se vuelve blanco.
¿Por qué se blanquean los corales?
Cuando las algas se estresan, son expulsadas por el coral y su tejido transparente deja ver el esqueleto blanco. Este estrés está causado por bacterias o virus (los corales enferman entonces) o por contaminantes, o por el aumento de la temperatura del agua del mar.
Es este último punto el que preocupa a los especialistas del clima. Según el informe especial «El océano y la criosfera ante el cambio climático» publicado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en septiembre de 2019, ¡el océano ha absorbido más del 90% del calor acumulado en la atmósfera por el efecto invernadero desde la revolución industrial!
Es probable que las olas de calor marinas (comparables a las terrestres) sean 20 veces más frecuentes, incluso si el aumento de la temperatura atmosférica se mantiene en 2 °C.
Estas olas de calor son perjudiciales para los arrecifes de coral, el 90% de los cuales pueden desaparecer.
Lea más: